Cantina Rio Coves, Pontedeume.
Mis buenos amigos Maria y Manuel (Gastronomos S.A.) propusieron que nos juntaramos para cenar y rajar un poco. Habia varias opciones, McDonalds, Telepizza, Burry King, chino cudeiro…pero ¡ Noorrrr ¡. Ellos no conocian uno de los lugares con más encanto que conozco en Ferrolterra y encima con una cocina que no defrauda. La Cantina del Rio Coves en Pontedeume.
El local se encuentra enclavado al final del paseo maritimo de Pontedeume en una coqueta casa de planta baja y con mucha historia ya que fue carpinteria de ribeira y cantina/estanco en su larga vida.Si dejamos el coche en el leiraparking habilitado con un bonito jardin, accedemos por un pequeño puente de madera a la parte trasera del restaurante.En la trasera tiene habilitadas ,cuando el tiempo lo permite, unas mesas de madera bajo la sombra de unos arboles que crean una atmosfera muy calida y que invita a hablar de lo divino y lo humano. Una vez dentro nos encontramos con un acogedor comedor dividido en dos partes, con un aire rustico donde predomina la madera y los elementos decorativos de forja que ayudan a conseguir ese ambiente intimo que anima a la tertulia. Una vez sentados vamos a lo que interesa, a comer como señores. La carta es mas que suficiente con unos seis platos por categoria aproximadamente. De entrantes hay varias opciones como revueltos, croquetas caseras y similares. Nosotros nos decidimos por unas sorprendentes filloas rellena de queso (7.50€)El plato consiste en una filloa envuelta como un pañuelo rellena de queso son la peculiaridad de que esta frita y con rebozado similar al de las croquetas. En la carta habia disponibles tambien las filloas con relleno de pimientos y merluza y tambien de champiñones. Las he probado en otras visitas y las recomiendo. En carta hay tambien otra especialidad tipica de Pontedeume, la costrada (14€). Consiste en una especie de empanada de cocochas y zamburiñas de tres pisos con masa hojaldrada, esta vez no nos decidimos por ella pero si vais varios y ser un plato raro os animo a probarla.
Aunque no es un entrante propiamente dicho nos llamo la atencion las virutas de ternera (11.50€) y decidimos compartirlo. El plato consistia en unas tiras de ternera con patatas y una salsa de champñones y con bastante pimienta. Este fue el plato que menos convencio debido a que la carne estaba algo mas correosa de lo debido.En los platos principales Maria se pidio la pechuga de pollo relleno (11€) que consiste en una pechuga enrollada rellena de jamón, aceitunas negras y otras delicias. El plato viene acompañado de una racion generosa de patatas. Manuel le ataco duramente a un entrecot a la pimienta (12.90€) que segun este gran experto estaba en su punto y ademas me hizo notar que la salsa venia separada con lo cual tu eliges la cantidad que le quieres echar a la carne o a las patatas. Y el que suscribe dudaba entre un rape con salsa de erizos y un magret de pato (12.50€) y tras echarlo a suertes me decidi por el pato y no me arrepiento. Estaba en su justo punto de hechura y tenia un agradable sabor con ese punto intermedio entre las aves de caza y las de corral. Mis compañeros de mesa coincidieron en ese punto.Para rematar esta grata velada atacamos uno de los puntos fuertes de la casa, los postres caseros. Una tarta de chocolate (4.10€) a base de dos capas de crema pastelera separadas por galleta rebozada en chocolate. Otra tarta de almendras (4.10€) pero no al estilo tradicional de Santiago. Tenia en su mezcla un suave mezcla de cabello de angel (sin caspa eso si) que suavizaba y daba frescura a la masa. Con eso evitaba la tipica sequedad de las tartas de almendra tradicionales. Y por ultimo una tarta de queso (4.10€) fria, no de horno, aunque yo la definiria más como un flan de queso con su caramelo.Todos estos manjares los regamos con un clásico mencia de la Ribeira Sacra, Rectoral de Amandi (13€) que por su frescura y sencillez combinaba muy bien con los manjares del banquete. La carta de vinos es sencilla con las referencias tipicas de cualquier restaurante medio que sin duda satisfaran a cualquier comensal.
Una mencion para el pan (0.70€) que era de bolla del pais y estaba muy rico. Los cafes e infusiones de la sobremesa (1.20€) eran los normales.
En resumen un acogedor restaurante de precio medio que nos dejara siempre un buen sabor de boca con su cocina sencilla pero correcta.
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