Hool. Guimarães.
Visitamos en Semana Santa la preciosa villa de Guimarães y aprovechamos para comer en una de las plazas más bonitas de la ciudad en Hool. Ya os anticipo que nos llevamos una desilusión por la tardanza en servir, desde que nos sentamos hasta que nos trajeron el primer plato tardaron más de 50 minutos y desde que acabamos el primero hasta que llego el segundo unos 35 minutos. A la hora de pagar nos pidieron disculpas ya que no esperaban tanto apuro( claro un Viernes Santo en una ciudad turística como Guimarães, en un local céntrico, quien iba a suponer que hubiese gente…) pero no se le ocurrió invitar a unos cafés ni ninguna atención similar para compensar las molestias.
El restaurante forma parte de un hotel con vistas a una preciosa plaza y tienen montada una terraza bajo unos soportales por si os apetece comer fuera, si el tiempo no lo permite posee también un cómodo comedor.
En primer lugar nos sirvieron los típicos entrantes portugueses, una especie de vinagreta de bacalao, mantequilla y aceitunas.
Como primeros platos nos decidimos por unos champiñones salteados con huevos escalfado (5€). El plato a mi me gusto y tenía una salsita con un toque de vino muy rica, fijaros en el color morado que tiene la capa superior del plato.
El otro primero fue un revuelto con chorizo crujiente (6.50€), este plato me pareció más normalito aunque me gusto el chorizo crujiente. Eran como unas bolitas de chorizo fritas y como su propio nombre indica con una textura crujiente pero no dura que me sorprendió.
Los platos principales fueron por una parte un bacalao con broa (pan de maíz), grelos y batata portuguesa (13€), según los compañeros estaba bueno.
Por mi parte me decante por un pulpo a la brasa con pimientos y patatas asadas (15€). El plato para mi estaba correcto, buen sabor del pulpo y de la guarnición pero aun le faltaba un punto para ser extraordinario.
Para acompañar este banquete nos bebimos durante la larga espera un extraordinario vino verde, Quinta de Gomáriz (11€). Un vino a base de uva Loureiro con notas florales, fresco y con ese punto de aguja tan refrescante de los blancos portugueses.
No pedimos postre, visto la tardanza que tenían para servir los platos. Una lástima de restaurante por la lentitud del servicio, si fueran un poco más rápidos o resolviesen su lentitud con algún detalle desde luego llevaría una nota más alta.
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