Artabria. A Coruña.
Hoy voy a hablaros de mi reciente visita a uno de los que personalmente me parece uno de los mejores restaurantes de A Coruña, el Artabria. Para mi es uno de esos lugares de visita obligada cuando quieres probar un algo más, explorar un poquito más allá de las recetas tradicionales pero sin perder de vista lo clásico. Me diréis: es un sitio caro…pues si y no. Comentaros que el menú degustación son 31€ más bodega, teniendo en cuenta que son 5 platos y un postre de primera calidad no me lo parece. Un consejo, el local tiene una carta con platos maravillosos pero yo os recomiendo probar el menú degustación ya que así podéis “probar” un poco de todo y disfrutar más la experiencia.
Vamos por el principio, el local es relativamente pequeño y le han hecho una reforma. Esta decorado en tonos blancos, negros y fucsia. A la entrada hay una pequeña barra que hace las veces de recepción. Visualmente a mi me parece agradable sin más, no hay vistas pero tampoco las necesito, prefiero los primeros planos de los platos.
Como os comentaba decidimos el menú degustación ya que nos permite hacer una evaluación de los platos del local y a un precio muy razonable, 31€. Nos preguntan si tenemos algún problema con algún plato o ingrediente para no ponerlo y también si hay algún plato de la carta que queramos en ese menú.
En primer lugar nos sirvieron una delicada espuma de setas y albahaca con queso fresco, riquísima. Un sabor muy suave con una textura esponjosa que se deshacía en la boca.
Uno de los comensales no era amigo del queso y en su lugar le trajeron un langostino con espuma de aguacate.
Seguimos con un fresco pastel de centolla y erizos, y desde luego tenia sabor a mar, a centolla…nada que ver con el pastel que compras en la sección de refrigerados. De los mejores que he probado. Notese la flor de la decoración.
Uno de los platos estrella del local y que pedimos ex profeso en el menú son los saquitos de zamburiña con crema de nécora. Consiste en un saco de pasta relleno con las viandas de zamburiña y una salsita a base de nécora…deliciosos. Sorprende la textura de la zamburiña con la cremosidad de la crema de nécora. Aquí fue el único pero que encontramos, alguna zamburiña tenia arenas. Veis en las fotos como es el saquito y su interior. Un plato que no dejéis de pedir cuando visitéis el local.
Luego vino un salmonete con espuma de anchoa. El salmonete venia fileteado con su piel que intuimos debió ser hecho a la sal, ya que su piel estaba un poco salada. Todo el cubierto de una espuma con un sabor a anchoa pero de verdad, no como las aceitunas rellenas de anchoa.
El plato de carne fue un jugoso lomo de venado con salsa de ciruelas y crema de castañas. El lomo venia al punto, así que si os gusta la carne pasada avisadlo antes de pedirlo. La salsa de ciruelas me sorprendió muy gratamente por su textura y el maridaje con la carne y no menos sorprendente fue la crema de castañas, de sabor suave que realzaba el gusto de la carne. Toso ello servido con unas ricas patatas panaderas que redondearon el plato.
El postre, aquí si dieron la campanada, por lo extravagante. Un gin tonic en texturas… ¿y que coj… es eso os estaréis preguntando? Pufff… ¿Cómo lo explico? Es un helado…bueno no…es un sorbete…tampoco, ¿una mousse?…tampoco. Es una mezcla de todo lo anterior y al mismo tiempo nada que ver. Había una bola de sorbete rodeado de una espuma con un suave toque a ginebra, o sea a enebro, y en el fondo un gel con una delicada textura aterciopelada.
En el vino nos dejamos aconsejar por el camarero que nos recomendó con muy buen criterio un vino tinto de la D.O. Ribera del Duero, López Cristóbal crianza 2010 (19.90€). Un vino con una graduación de 13.5% a base de un 95% de tinta del país y un 5% de merlot. De color rojo intenso, buena intensidad en nariz, sabor a frutos rojos y el toque de la madera, un pos gusto largo y con muchas sensaciones a posteriori que invitan a seguir paladeandolo. Fue un éxito en la mesa.
El pan para acompañar fue tipo barra de leña, crujiente y con miga esponjosa. Lo utilice para el pastel de centolla cuando se acabaron los biscotes y dio buen servicio.
El Artabria es uno de esos locales a los que debes de acudir por lo menos una vez en la vida para experimentar una gran experiencia gastronómica. Como la cocina tradicional ha evolucionado lo justo para que siga siendo buena pero sin perder su esencia clásica. No os arrepentiréis.
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