Asador Coto Real, Rábade. Lugo.
Por circunstancias de la vida tuvimos que viajar a Lugo a la zona de Rábade y ya que estábamos allí decidimos probar suerte en uno de los locales más afamados de la zona, el Asador Coto Real. El Asador forma parte de un hotel del mismo nombre, en el lateral del hotel hay un parking desde el cual se accede al local. El parque móvil que allí había no dejaba dudas del planteamiento del local, Audi, BMW, Mercedes, Lexus…nosotros dejamos el World Rally Car estacionado en la calle no fuera a ser que no nos dejasen pasar.
Tras entrar en el hotel, a la izquierda tras una humilde cortina que disimula lo que se cuece allí dentro se accede al Asador. El local es con forma de L invertida y muy elegante, con una iluminación muy tenue y decorado en tonos marrones, agradable y muy cálido. En su interior vemos que hay un horno circular donde preparar los asados amén de una parrilla donde el maestro asador despliega todo su buen hacer.
La carta es corta pero suficiente, unos entrantes de carácter sencillo para no restar protagonismo a las estrellas del local, el lechazo, la ternera y la vaca. No hay pollo ni cerdo salvo el cochinillo que precisas encargarlo.
Tomamos de entrante unas croquetas de centollo (11.50€) servidas en un plato redondo alrededor de un centro de patatas pajas. Eran redondas y si tenían sabor a marisco, de hecho al abrirlas se veían trozos de carne.
Seguimos con unas setas al ajo y aceite (6.90€) siendo la ración servida con unos tomates raf decorando el plato. Curiosamente las setas solo se habían hecho por un lado y por poner un leve pero quizás les faltaba un punto de sal para nuestro gusto. La presentación del plato es muy bonita.
La especialidad de la casa es el lechazo y pedimos un cuarto (39.50€) que es más que suficiente para dos personas pero al ser tres el maître nos sugirió completarlo o bien con unas costillas o una pierna. Nos decidimos por las costillas (19.90€) ya que la pierna iba tardar más tiempo y teníamos algo de prisa.
Vamos con las costillas (19.90€), las trajeron servidas sobre una parrilla que tenía unas brasas para conservar el calor y no se enfriasen. Las costillas estaban muy ricas, tiernas y jugosas y con el punto optimo. Lo que si no me pareció tan buena fue la relación cantidad precio.
El cuarto de lechazo (39.50€) nos lo trajeron en una cazuela y la amable camarera nos lo partió a la vista dejándolo acompañado de una cazuelita con unas riquísimas patas panaderas con cebolla que maridaban a la perfección con el cordero. Lo que no se puede negar es la calidad del producto, cordero de la raza churra con menos de 30 días de Castilla León como lo atestiguaba la etiqueta del pernil.
El cordero estaba exquisito, hecho en su punto y con un sabor extraordinario que se realzaba si con la cuchara cogías el jugo de la carne del fondo de la cazuela y se lo echabas por encima. El toque de la carne asada y el caldo de su propia grasa hacían una mezcla fantástica.
En los postres seguimos con otra de las especialidades de la casa, la milhoja (5.90€). Finísimas capas de pasta alternando con rellenos de una golosa nata casera y refrescante crema. Muy bueno, la mezcla de sabores era espectacular.
La bodega es corta y larga a la vez. Me explico, prácticamente solo hay Riojas, Riberas del Duero y Ribeira Sacra pero abundantes referencias, sobre todo de Riojas y Riberas. Nosotros nos decidimos por un Finca Resalso 2013 de Emilio Moro (15.90€), de la D.O. Ribera del Duero. Un vino con un precioso color cereza, buena entrada en nariz y que en boca destaca por su juventud, siendo un vino suave y con final muy agradable. Si hubiésemos escogido un vino más fuerte a lo mejor nos habría solapado un poco el sabor del cordero.
Había mi reivindicado café de pota (1.65€) y fue comentario general de la mesa su excelente sabor. Una pequeña crítica hacia el precio del café aunque para suavizarlo nos lo sirvieron con unas ricas tejas de almendra para acompañarlo. Lo que si no tienen costumbre de poner la botella de aguardiente para hacer el café zaragozano ( con “jotas”).
El pan (1.32€) era un trozo de bolla crujiente del país, estaba muy rico. Como curiosidad en otras mesas había otro tipo de pan , como mini bollitos. Desconozco la razón.
En Rábade nos encontramos con la grata sorpresa de un excelente asador castellano con un ambiente muy acogedor donde priman las carnes de primera calidad. Llama la atención la rapidez del servicio a pesar de que el local se lleno de comensales, lo cual también dice mucho de su popularidad a pesar no ser barato en términos absolutos pero si relativos vista la calidad del producto y el buen hacer del personal.
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