Frank. Ferrol. A Coruña.

La oferta gastronómica en la ciudad de Ferrol en la mayoría de los caso no pasa del RTC (raxo, tortilla, calamares) pero afortunadamente surgen pequeños oasis donde poder encontrar algo distinto. Uno de esos locales es el Frank con una apuesta muy clara por la cocina de mercado con lo cual nos vamos a encontrar con una carta variable en función de lo que encuentre en la plaza de abastos y eso es bueno ya que serán productos de calidad y siempre habrá novedades que probar.

Llevaba ya tiempo con ganas de probar este local y más desde que gano el reciente concurso de tapas de Galicia y este sábado surgió la oportunidad de la mano de un buen amigo y un “enfant terrible” de la gastronomía. Un día soleado, disfrutando del placer de conducir por la preciosa carretera Coruña Ferrol, buena música sonando, ventanilla bajada, se estaban dando todos los elementos para que fuese un gran almuerzo. Lo fue.

Al entrar en el local vemos una pequeña barra tras la cual hay un pequeño comedor decorado en tonos blancos y presidido por una preciosa foto de la ermita de A Virxe do Porto (clic aquí si quieres conocerla). Os recomiendo reservar si queréis aseguraros la mesa. Un pequeño fallo y es debido a la reducida dimensión del local es que las mesas son un poco pequeñas.

Llego la carta, como veis original. Tan fácil como imprimir cada día las sugerencias del día que nos proporciona la bien surtida plaza de abastos de Ferrol. Empleando un símil futbolístico corta y al pie, como me gusta a mí.

Primer detalle de calidad, mientras esperamos nos pusieron una tapa de unas ricas lentejas. Hacía tiempo que no probaba unas tan ricas. A pesar del calor agradecimos ese delicioso plato de cuchara del que soy gran devoto desde mis tiempos de rancho cuartelero en el instituto.

Me deje asesorar por mi socio conocedor de su buen criterio gastronómico y empezamos  con fresco carpaccio de buey con queso manchego y aceite de sésamo (8€) Nos encantó a ambos. Fresco, sutil, el manchego rallado complementaba el gusto con el toque  elegante del aceite de sésamo.

Lo mejor fue la enchilada de zamburiñas y pulpo con arroz (12€) ¡toma fusión entre Ferrol y Jalisco! Unas zamburiñas grandes y sin arenas (muy importante) rodeadas con unas patas de pulpo sumergidos en una rica salsa que como dice mi amiga María L. estaba con el toque justo de alegría. Todo ello rodeado de un sabroso arroz blanco que le aportaba consistencia al plato. ¡Excelente! como diría el señor Burns.

Por ultimo vinieron unas mini hamburguesas de ternera gallega con foie y queso de cabra (10.50€) La carne muy tierna y ligeramente especiada que combinada muy bien con el foie y la cremosidad del rulo de cabra. El sabor de la carne me sorprendió gratamente adema del montaje sobre un una especie de pan de molde crujiente. Aquí hubo un pequeño lunar, la guarnición de patatas pajas no estaban correctas. Un poco aceitosas y reblandecidas.

En los postres la carta es breve pero de calidad y  nos tiramos a la piscina con un cremoso de chocolate blanco y espuma de café (1.50€), si habéis leído bien el precio. Precio imbatible y un sabor impresionante. La espuma de café no abrumaba y el sabor del chocolate era suave sin estridencias de vainilla. En la boca al introducir una cucharada de ambos componentes la fusión de texturas era increíble.

El pan (0.50€) estaba elegantemente presentado en un mini cubo de zinc como esos que colgaban antaño en las roldanas de los pozos.  Cortado en pequeñas porciones y de sabor correcto, perfecto para mojar en las salsas. No, no es de mala educación mojar en un buen pan en una excelente salsa. De mala educación es dejar el pan y la salsa cuando son buenas.

El vino, ahí me dejo escoger mi socio, y es que vi una pequeña joya que descubrí en su día. Un refrescante D.O. Monterrei Pazo de Mariñan (12€), un coupage que junta lo mejor de las otras D.O. gallegas para ofrecernos un blanco joven, brillante, lleno de matices y nada acido. Las variedades son Albariño (Rías Baixas), Godello (Valdeorras), Treixadura (Ribeiro). Una mezcla de un trío de ases.

A la hora de los reglamentarios cafés si había mi reivindicado café de pota (1€). Lo que si no tuvieron el detalle de poner unas gotas para bautizar el café ni ofrecer unos digestivos lo cual sería culmen de un gran excelente almuerzo.

El Frank es una apuesta innovadora en una ciudad tan clásica como Ferrol y que merece una visita si andáis por la zona. No os arrepentiréis.