Pozo da Ferida. Viveiro. Lugo.
Cerrad los ojos. Olvidaros del sonido del tráfico. Abrid vuestra mente para disfrutar los sonidos de la naturaleza, la relajante música del agua de una cascada, como un susurro en un sueño que os hace volar a lugares que nunca conocisteis. Abrid los ojos, hemos llegado a la cascada de Pozo da Ferida. ¿Me dais vuestra mano para que os lleve?
¿Cómo llegar? Tomamos como referencia la LU540 de acceso a Viveiro por la Gañidoira. Unos cinco kilómetros antes de llegar a Viveiro y tras pasar un pequeño puente tomaremos a la derecha la LU161, como referencia hemos de pasar por el complejo hostelero Val do Naseiro. A partir de ahí ya está señalizado, tomaremos la LU-P-2604 y tras recorrer unos 5 kilómetros veremos el ultimo desvío hacia Pozo da Ferida, la carretera acaba y se transforma en una pista de tierra. No os asustéis, está en buen estado y solo hemos de recorrerla unos cientos de metros hasta una aldea abandonada donde dejaremos el coche. Pasaremos por una pequeña cancela que nos llevara por esta preciosa vereda donde nos encontraremos con otra casa solariega abandonada.
Llegaremos tras andar unos diez minutos por un precioso camino rural. Estaremos en la parte alta de la cascada donde veremos estas bonitas estampas de un típico regato gallego.
Y de repente veremos la caída de más de treinta metros en vertical, en la foto asusta menos de lo que es.
Para llegar hasta el fondo de la cascada seguimos avanzado por el camino, parece que se aleja de la cascada pero da una ligera curva para sortear el desnivel. Y por fin llegaremos a los restos de una construcción abandonada aprovechando las rocas del terreno.
Tras la caseta abriréis la boca y soltareis un ¡ohhh! Habréis llegado al destino de vuestros sueños, al bosque de hadas de vuestra niñez. Disfrutad de la sinfonía del agua al caer, del juego de luces y sombras de la luz entre los árboles. Los reflejos del sol sobre el estanque y como la luz se descompone en un arcoíris sobre el rocío de la cascada.
Cierra los ojos de nuevo, inspira una bocanada de aire fresco y llénate de la paz que transmite el lugar. Echa el aire y deshazte de todas las preocupaciones, ese amor no correspondido, ese jefe mala persona o la falta de un jefe, esa dolencia que te trae por la calle de la amargura… ¿A que ahora ves las cosas de otra forma? Abre tu mente y déjate empapar por la serenidad del lugar. Piensa solo en una cosa, en ser feliz.
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