A Taberna do Trasno, Cambados. Pontevedra.
Hay lugares que tienen algo especial y te hacen sentir como en casa. Lugares donde te tratan con mimo y se esmeran en ofrecerte lo mejor para que disfrutes de una gran velada. Uno de esos lugares es A Taberna do Trasno en la señorial villa de Cambados. Este local me había dejado muy buen sabor de boca en una visita anterior y para celebrar una ocasión especial decidí volver y volvió a ser un gran acierto.
Para empezar el local sufrió un pequeño lavado de cara que lo hizo más luminoso pero al mismo tiempo sigue siendo acogedor con luces suaves, muy elegante. Y su logo ha sido rediseñado con un toque más fresco, me gusta.
Nos sentaron en una de las mejores mesas del local al lado de la ventana donde disfrutamos del bullicio de la villa en fiestas rodeados de la piedra que hace de Cambados esa villa tan elegante. Tras ver la carta donde Carlos, el chef, sigue apostando por esa fusión de cocina vasco gallega nos decidimos a probar unas navajas ya que teníamos capricho de ellas. Eran de buen tamaño y estaban en su justo punto de plancha.
Después nos dejamos aconsejar por Iván como maestro ceremonias, el cual nos sugirió con muy buen criterio unos segundos magníficos. Empezamos con un riquísimo Abadejo con almejas y reducción de Albariño (16€). Fijaos en el detalle del “almejón” que corona el plato. El pescado se deshacía a la perfección en la boca, no en el plato y con una textura muy buena. El albariño matizado con las almejas había creado un caldo de extraordinario sabor pero que no había ahogado el sabor del propio abadejo. Procedimos a mojar el pan en tan rica salsa como debe ser…Gran preparación del abadejo, un pescado un poco minusvalorado pero que para mi es un grande del mar.
Luego vino un excepcional Bonito de Burela macerado con mojo verde y tomate ecológico y tierra de ajo negro (15€) Quede extasiado con este plato, según nos contó Carlos la idea de macerarlo en mojo la tomo de su estancia en Lanzarote, fusión de cocina gallego-vasco-canario. Os llamo la atención sobre la presencia del bonito, ¡esta canteado como si fuese carne!
Pero fijaros una vez abierto el color del príncipe del mar es espectacular, esos tonos rosados como si fuese un solomillo. Sus acompañantes al igual que en el abadejo realzaban el sabor del bonito en vez de difuminarlo, esa salsa …¡mmm1 con ese sutil toque de ajo. Muy elegante.
A la hora de endulzar el paladar el listón siguió muy alto. Iván nos volvió a sugerir con gran acierto Helado de rulo de cabra con kiwi, gel de albariño y miel (5€), otra vez un juego de textura y armonías de sabores. Delicioso, con esa palabra esta todo dicho.
La tarta de queso, mermelada de ciruelas y galleta de masa sable (5€) no le iba a la zaga. Fresca y muy amable en el paladar, sin la acidez de otras tartas frescas de queso y el toque de cordura que le da una buena galleta. Muy buen postre.
Acompañando los postres nos sugirieron un ¿licor? exquisito. Valverán 20 manzanas, una sidra de hielo a base de manzanas recolectadas en el punto de congelación y como su nombre dice se necesitan 20 manzanas para hacer una botella de esta deliciosa ambrosía. Os invito a probarlo, os encantara,
Este local cuenta con una excelente bodega con grandes referencias de la zona como es lógico. Estando en la patria del albariño Iván nos sugirió un gran caldo del la zona, Pepe Luis (24€) que ademas era la última botella disponible. Una pequeña obra de arte de producción limitada de un pequeño cosechero de la zona. Muy afrutado, con recuerdos a manzana y toques a melocoton pero sin acidez, un vino que va evolucionando a medida que se oxigena y empieza a soltar lo sutiles toques a la madera en que fue afinado. Extraordinario y una grata sorpresa.
Como “coup de gracé” Iván nos preparo con esmero unos ricos gin tonics con una ginebra del país, Nordés con un toque de gel de albariño que le daba unos matices muy originales y frescos.
A Taberna do Trasno supero mis expectativas de la anterior visita (aquí podéis ver el anterior articulo) Da gusto ir a un local donde ves un equipo que le gusta lo que hace y trata con mimo al cliente tanto al servirlo como a la hora de lo que se pone en el plato que es donde más hay que respetar al cliente que viene a darte su dinero. Gracias a Mónica, Carlos, Iván y a sus otros dos compañeros, lamento no recordar sus nombres y espero me sepan disculpar., por su atención y profesionalidad en el trato y en la mesa.
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