Mesón Cabanel, Sardiñeiro. Fisterra. A Coruña.
Nuestros servicios de inteligencia nos habían informado que en Sardiñeiro hacían una lubina a la brasa espectacular y eso merecía ser investigado. Aprovechando que la primavera ha llegado por fin decidimos hacer una incursión de reconocimiento y visitar la zona que posee innegables atractivos turísticos como el fin del mundo, Fisterra, o la hermosa fervenza del Ézaro.
El mesón Cabanel tiene acceso tanto por la calle principal como por la parte de atrás donde dispone de un aparcamiento frente a al playa que se encuentra señalizado. La parte trasera dispone de un terraza con vistas a la playa y dos comedores cerrados con perfiles de aluminio separados por un pasillo.
La carta es sencilla con los clásicos platos de taberna marinera, pescados y mariscos principalmente. Estamos en Fisterra os recuerdo.
Como primeros para compartir pedimos unas ricas zamburiñas (15€) servidas en un plato de cristal. La ración constaba de diez unidades del bivalvo de buen tamaño pasadas por la plancha con un rico toque de aceite. Nos encantaron a todos los comensales.
Seguimos con un pulpo a la plancha (15€) servido sobre una cama de patatas cocidas sazonadas con pimentón. El pulpo estaba correcto de sabor y textura si bien podría ser la ración un poco más abundante en relación a su precio y esto mismo puedo también aplicarlo a las zamburiñas.
Llegamos a la estrella del local, la lubina a la plancha. Antes de nos hicieron las presentaciones debidas con el pescado, nos lo trajeron a la mesa para que diéramos el visto bueno. Nos cobraron 160€ por estas dos lubinas, por supuesto estamos hablando de dos piezas de gran tamaño y salvajes. Fueron a compartir entre siete y nadie quedo con hambre.
La sirvieron abierta en una fuente metálica con parte de la salsa o jugo de hacerse. Venia ya precortada para que nos sirviéramos las porciones correspondientes. El sabor era espectacular y con ese peculiar gusto que deja la brasa…¡¡¡Mmm!!! ¡¡¡Deliciosa!!! Una textura en boca aterciopelada que solo se consigue con el pescado fresco. Algunos que somos golosos hasta remojamos el pan en la salsa de la fuente.
Como fieles escuderos de este gran manjar nos pusieron sendas raciones de ensalada y unas patatas cocidas que no estaban muy allá, este es muy mal mes para las patatas. Las viejas son viejas y las nuevas aun no llegaron.
Tras ese gran manjar llego la hora de las sobremesas, todas caseras. Me gustan los postres caseros. Había en el surtido diversos flanes (3,50€) y tarta de queso de horno(4€). Tuvieron éxito entre mis compañeros de andanzas.
Tome un flan de chocolate (3,50€) servido con nata. Buena textura, denso y con un rico sabor, quizás podría ser un poquito mas grande pero soy un goloso. No soy objetivo como no se puede ser en las cosas del comer.
El pan (0.60€) me sorprendió por dos razones, la primera por ser barra de leña en vez del típico mollete y la segunda por que estaba muy rico. Remojamos en la salsa varias veces y fue una perfecta herramienta para disfrutar de las esencias de la lubina diluidas en su salsa.
La bodega es corta pero suficiente donde predominan los vinos gallegos. Escogimos un D.O. Monterrei donde están haciendo cosas muy interesantes con los Godellos, Quinta do Buble (16€) aunque el camarero estaba más interesado en “colocarnos” el Crego e Monaguillo. El vino es perfecto para maridar pescados a la brasa por su nula acidez, sus notas minerales y ese toque de fruta fresca. En la parte no alcohólica tomamos una Coca Cola (2,20€) y agua Solan de Cabras (2,50€) ya que alcohol y coche hacen mal maridaje.
Lamentablemente no había café de pota pero si los normales (1,10€) con los correspondientes chupitos que fueron sin cargo. Los chupitos nos los sirvieron en mesa y no vimos la marca pero como diría ese gran filosofo , Manolo de Xaniño, eran “veleno puro”.
Si os gusta la lubina a la brasa no dejéis de pasar por el Cabanel a probarla ademas de disfrutar de un entorno privilegiado a pie de playa para dar un paseo y bajar la comida. Eso si no es barato y algunas raciones podían ser un poco mas abundantes pero eso ya son cosas que cada uno debe valorar.
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