A Mundiña, A Coruña.
En Coruña hay ciertos establecimientos que gozan de mucho prestigio, uno de los más afamados es A Mundiña que recientemente decidió abrir un nuevo local en la céntrica Calle Real de la Ciudad de Cristal. Conocedores de la fama del establecimiento y vista la novedad del local procedimos a girar una visita de inspección para degustar sus especialidades.
Hablemos del entorno ya que la comida es importante pero hacerlo en un lugar acogedor hace disfrutar aun mas de las veladas. El local tiene dos entradas, por Calle Real y por la Marina, haciendo un local largo y relativamente estrecho distribuido en dos plantas. En el bajo hay una serie de mesas para “picoteo” , la barra y una recepción En la parte superior se encuentra el comedor propiamente dicho al que podemos acceder por unas escaleras o un ascensor pensando en la accesibilidad de todos. ¡Gran idea! La decoración es en tonos marrones y predominan la madera clara y la piedra haciendo del local una estancia muy acogedora. Si tienes suerte de estar pegado a las ventanas veras la bulliciosa Coruña de paseo por la calle Real con todo su esplendor.
Arriba se encuentra un bonita cava de vinos protegida por una puerta de cristal y unos elegantes baños en los que no faltan detalles de calidad como una cesta con múltiples toallas pequeñas de tela para las manos.
La carta esta basada en producto de mercado y con elaboraciones mas o menos tradicionales al estilo gallego.
Mientras esperábamos nos trajeron el aperitivo del día, unos pinchos de tortilla fríos. Nos dio la impresión de que llevaban hechos un buen rato y no nos dijeron nada especial. Es un buen detalle que la casa ponga un pequeño pincho a los clientes mientras esperamos.
Pedimos unos entrantes para compartir. Un pulpo a feira con cachelos (19,50€) que estaba muy rico según todo el equipo de evaluadores. El pulpo estaba encima de un par de cachelos en rodajas y regado con abundante aceite y el toque justo de pimentón. La ración si me pareció un poco justa pero ya sabemos que el pulpo últimamente esta a precio de caviar.
Seguimos compartiendo calamares fritos con alioli (18,50€). El plato que mas nos gusto a todos, un rico calamar rebozado cortado en anillas acompañado de unas patatas chips que me recordaron mucho a las de Bonilla. Mención especial para la salsa alioli que acompañaba el conjunto.
En los platos fuertes nos tiramos a por el pescado que es una de las estrellas de la casa. Dos compañeros pidieron la Caldeirada de San Martiño (21,50€) que anuncian como su especialidad. Según mis dos compañeros le sobraba dos minutos de fuego al plato para que fuese de su agrado. No estaba mal ni mucho menos pero si había margen de mejora.
Los otros dos pedimos una sugerente lubina sobre fabas de Ponteceso (23€). A mi socio le toco un trozo bueno de lubina (el de la foto )pero en mi caso me toco justo el que va detrás de la cabeza con lo cual la parte inferior no tenia apenas carne y si muchas espinas. El pescado estaba rico pero si en el caso anterior le sobraban dos minutos , en este caso era un minuto. El maridaje sobre las fabas de Ponteceso estaba muy bien conseguido y no me importaría tomarme un plato de las fabas solas de lo ricas que estaban.
Después de la comida sana a base de pescado había que darse al vicio de los postres.
Empezamos con una deliciosa crema de limón con frutos rojos (5,50€) presentada en un plato hondo. El mejor de todos los postres de la noche.
Hay un fan, perdón hooligan, del chocolate y no se pudo resistir a pedir la tarta con frutos rojos (7,50€). De sabor correcto y tamaño aceptable de la ración.
Y por ultimo se pidieron dos raciones de tarta de merengue, limón y sopa de cítricos (7€) Son de muy pequeño tamaño, poco mas que una tartaleta y mas atendiendo al precio de la ración. Sobre un almíbar cítrico esta la crema de limón coronada por el merengue ligeramente tostada. El sabor no o nos entusiasmo si no mas bien al contrario, nos dejo fríos mas bien. Para otra vez me pido las míticas torrijas de la casa.
Se pidieron los reglamentarios cafés de pota (1,25€) lo cual es un punto para el local y más si ofreces cocina gallega. ¿Verdad Holy?
Nos sirvieron unos petit fours con el café que estaban deliciosos. Unos bombones rellenos de una rica crema que se derramaba en la lengua al deshacer su cubierta.
La bodega consta de un par de referencias de la mayoría de denominaciones de origen más populares y alguna un poquito mas exótica Nosotros para los primeros tomamos un D.O. Ribeiro Ramón do Casar (19,50€) a base de Treixadura y en los segundos queríamos algo un poco más potente y nos fuimos a un godello de Valdeorras, A Coroa (20,50€) Bodega que visite en su día y que me encanto por su cueva centenaria donde aun siguen elaborando sus vinos.
El tema del pan lo solventaron con una cesta con diversos tipos de pan (1,80€) que nos pareció correcto y procedimos a rebañar en el aceite del pulpo.
A Mundiña ha creado un bonito local para disfrutar de la cocina tradicional gallega con énfasis en el producto fresco del mar en pleno centro de la ciudad. El servicio es atento y rápido aunque era un día con lleno absoluto y quizás eso pueda explicar que los segundos no estuvieran al 100%. Echamos en falta un detalle, que al acabar el servicio nonos preguntaran como estaba la comida. Parece una tontería pero en un restaurante de este nivel que cuida tanto el detalle de agradecer para poder informar a la cocina por si hay alguna incidencia
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