Gardenia, Cobas, Meaño. Pontevedra.
Un día de primavera soleado te mandan un mensaje que dice: “ Hace bueno, ¿Porque no nos vamos de paseo por la Rías Baixas? Y me enseñas esos sitios que conoces” La idea era magnifica y la compañía muy grata. Nos decidimos, bueno decidí Arousa sur. Torres del Oeste, paseo por la señorial Cambados…y llego la hora de hacer turismo gastronómico No había ganas de complicarse, comer algo sencillo. La opción era clara; Cobas, a la milla de oro de los furanchos y a pesar de ser fuera de temporada había alguno abierto. Decidimos hacer una auditoria de producto a uno que no habíamos visitado, el Gardenia.
En el exterior vemos en un cruce de caminos presidido por un hermoso cruceiro de los que adornan nuestra tierra una casa de piedra al estilo del Salnés. El balcón de la casa que hace de dintel de la puerta esta presido por una imponente cruz de piedra que llama la atención sobre una gran puerta de madera.
Tras santiguarnos al entrar en sagrado nos encontramos con un local de piedra con mesas de madera y decoración al estilo rustico aunque un poco oscuro para mi gusto.
La carta del local es a base de las especialidades típicas, calamares, richada, bacalao (dicen que muy rico este ultimo), etc. Tras sentarnos y tomarnos nota una camarera muy simpática nos trajeron una tapa de callos para que nos fuéramos entreteniendo. La tapa estaba correcta sin más, me gustan los garbanzos un poco mas blandos.
Llego el primero, tenia antojo de calamares (9€) servidos en la clásica fuente de acero inoxidable. Con el punto de fritura exacto y los tentáculos crujientes como me gustan a mi. Me encantaron.
El segundo un plato típico de la zona, la richada (10€). Tacos de carne de ternera fritos con patatas y pimientos. Este plato estaba un poco mas flojo que el anterior, a la carne le faltaba un punto para estar al nivel de los calamares, los tacos estaban un poco correosos. Las patatas y pimientos estaban mejor y salvaron el plato.
Los postres fueron sendas tartas de oreo (3€) que son elaboradas por una empresa local, A Ruda, de manera artesanal y servidas en tarros de cristal. Un fondo de galleta oreo machacada y sobre el una mousse coronado por chispitas de oreo imitando a la galleta. La mousse estaba muy cremosa y me refresco el paladar.
Cuando la compañia es grata apetece alargar la sobremesa con unos ricos cafés de pota (1€) que acompañamos con sendos chupitos de tostada cortesía de la casa.
El pan (0,60€) era barra gallega de leña y nos llamo mucho la atención con su corteza crujiente y miga ligera alveolada.
Pedimos una jarra de albariño de la casa (6€) fresco, afrutado y con mínima acidez. Complemento perfecto para los calamares.
Tras arreglar el mundo un poco decidimos seguir periplo subiendo al monte Siradella y sus miradores sobre A Lanzada.
Como epilogo de un día perfecto acabar dando un paseo mecidos por la suave brisa marina del atardecer sobre las blancas arenas de la Lanzada hasta llegar a su ermita mientras el sol caía tras las Ons deseándonos una feliz vuelta al oscuro norte.
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