O Pote, Piloño. Vila de Cruces. Pontevedra. (Segunda visita)
Dicen que segundas partes no son buenas salvo El Padrino II y volver al O Pote en Piloño. El año pasado habíamos ido con motivo de las jornadas del gallo de corral que se celebraban en Vila de Cruces y nos había causado muy grata impresión. Por eso decidimos volver y lo han mejorado más si cabe. Paso a relatar todo lo que comimos por 27€.
Para empezar un rico pate de gallo y crema de queso para untar en tostas. EL paté tenía un bonito color marrón con una textura casi de mousse que lo hacían muy agradable al paladar. La crema de queso solo un adjetivo… ¡deliciosa!
Una empanada de carne de gallo como no podia ser de otra forma, que estaba muy rica. Jugosa y con un relleno en el que no se abuso de la cebolla.
Las zamburiñas al horno en una preparación similar a las vieiras, impresionantes. Fijaros en el tamaño del molusco. A todos nos llamo la atención por contundente sabor.
Los pimientos de piquillo rellenos de merluza, gambas y espinacas con una salsa deliciosa. Fue un plato que nos sorprendió a todos por su textura y lo delicado de su sabor. Muy buenos.
Y llegamos al protagonista, el afamado “Galo de Corral” de Vila de Cruces, las fotos hablan por si solas. El color oscura demuestra que es un autentico gallo, nada que ver con el pollo del Burry King. Se deshacía con el tenedor y con un sabor potente. Por no hablar de la guarnición en la que sobresalían unas riquísimas patatas redondas que estaban para chuparse los dedos.
Tengo que reconocer que no soy un gran amante del pollo y pedí para mí una de las especialidades de la casa, el chuletón, que sirvieron fileteado y acabe de finalizar a la piedra a mi gusto. Excelente. Si os gusta el chuletón no dejéis de pasar por aquí.
Y el “coup de grace” unos postres caseros de primera categoría. La presentación ya es muy buena, un detalle muy simple pero que aporta categoría a la mesa. Eran unas natillas caseras con un bizcocho en el medio, un suave yogur con espuma de fresa y servido en taza de café un flan de café con nata. Deliciosos.
Pero amigos, todavía hay más. Como “bonus track” nos sirvieron un refrescante yogur con espuma de mango.
Para regar toda esta orgia de comida nos sugirieron un rico vino tinto de la D.O. Monterrei con un nombre muy coruñés, Pazo de Mariñan. Con mezcla de 60% de Mencía y un 40% de Tempranillo, afrutado donde predominan los aromas a frutos rojos. De este misma bodega tomamos un godello en el chateo previo y nos dejo muy buen sabor de boca.
Por supuesto acabamos la comida con los reglamentarios cafés de pota y chupitos para arreglar este mundo aunque siempre llegamos a la conclusión que hacen falta más cafés y chupitos y seguro que nos iba mejor. Servidos en una tradicional cafetera y en taza de barro.¡ Buen gusto por los detalles!
Un restaurante al que merece la pena ir en cualquier ocasión tanto por la calidad como la cantidad de sus platos. Y el servicio muy amable y profesional en todo momento. ¡Volveremos!
Os dejo aquí unos enlaces de algunos sitios que visitar en las cercanías para bajar la comida como la Fervenza do Toxa o el monasterio de Carboeiro.
Deja una respuesta