A Boca do Lobo. A Coruña
En uno de los rincones más coquetos de la Ciudad vieja de A Coruña se encuentra este pequeño restaurante que se aparta un poco de la oferta habitual de raxo, tortilla y calamares con unos precios muy razonables. Había llegado a nuestros oídos que A Boca do Lobo era un lugar que deberíamos visitar y más con ese nombre una manada de lobos hambrientos nos acercamos para devorar a alguna presa.
La decoración del local es muy sencilla con predominio de los tonos blancos. La distribución es de dos pequeños comedores a dos alturas y el ambiente que se respira es muy tranquilo.
La carta es sencilla y basada si me permitís la expresión en el picoteo con raciones para compartir como burritos, tempuras, tostas con algunas carnes y pescados por si queremos un plato principal.
La manada fijo su objetivo en primer lugar a unos hermosos burritos de pollo (7€) que nos encantaron. Son de buen tamaño y venían acompañados de un rico guacamole con el punto justo de picante. Deliciosos. Os recomiendo este plato, con decir que lo repetimos ya lo decimos todo.
Seguimos con una rica tempura de verduras (9€), servida sobre una pizarra acompañada de salsa de soja. La ración era abundante y estaba compuesta de tomate cherry, cebolla, calabacín, champiñones, pimiento verde, pimiento rojo y calamares. Nos gustó a todos los lobos. Curioso, ¡los lobos comiendo verdura!
Probamos también las tostas con setas y queso de cabra (6€). También servidas sobre la pizarra en dos gruesas rebanadas de pan del país.
Habiendo lobos había que probar algo de carne y ahí entraron en juego los filetitos de croca sobre una cama de patatas panaderas con cebolla (14€). La carne estaba correcta y nos sorprendió más el sabor de las patatas y cebolla que las acompañaban.
En los postres pedimos un surtido (10.50€) y este fue quizás el punto más flojo de todo el banquete. La bandeja tenía flan, tarta de manzana, tiramisú, profiteroles y tarta de queso de horno con mermelada de frutos rojos siendo esta última la mejor del lote.
El pan (0.60€) era bollo del país y estaba correcto.
La carta de vinos es corta, muy corta y con referencias poco conocidas. Tomamos en primer lugar un vino curioso, Sospechoso (15.90€) de la Tierra de Castilla y con origen en Cuenca, a base de Tempranillo y con una graduación de 14% aunque es suave, fresco y muy fácil de beber.
Probamos un sobresaliente D.O. Rioja Obalo 2011 (13€) con 13.5% pero más potente que el anterior y con un retrogusto muy persistente, con recuerdos a vainilla y madera muy equilibrados. Fue un gran descubrimiento.
Un detalle muy bonito fue que con los cafés (1€) nos pusieron una trufa casera servida de una manera muy elegante.
A Boca do Lobo es un local acogedor con una oferta un poco distinta y con unos precios muy razonables. Si sois una pareja con tomar dos platos para compartir os llega perfectamente o como mucho tres.
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