Mamá Chicó. A Coruña.
Hay un pequeño y coqueto local en A Coruña que esta muy bine para picotear algo ligero en un ambiente un poco “romántico”. El local es pequeñito, no creo que tenga mas de siete mesas y todas altas lo cual es ya una declaración de intenciones, con un toque provenzal y siempre una velita sobre la mesa.
La carta es sencilla con platos de “picoteo” a base de tostas y pizzas artesanas un poquito distintas. Nos volvemos a salir del RTC (raxo, tortilla y calamares) y eso me gusta.
Empezamos con una tosta de guacamole con ventresca (8,90€). sobre una base gruesa de pan de malta de miga contundente estaba una rica ventresca con un suave mole. Estaba sazonado con una jugosa emulsión de tomate que aportaba un poco de frescura a la tosta y maridaba con el guacamole de maravilla.
Seguimos con otra tosta a base de jamón serrano (8,90€) con queso de Arzúa y un sorprende toque de azúcar moreno que jugaba con el salado del jamón. Muy rica.
Llego el turno a una pizza mediana de jamón serrano, tomate natural y lascas de provolone (7,80€) una pizza sencilla pero muy sabrosa. No hace falta complicarse mucho para hacer buenas cosas con cuatro ingredientes.
En los postres , que fueron caseros, hubo agradables sorpresas como el manjar blanco (4,90€), servido en un tarro de cristal una mezcla de chocolate blanco, queso con qoquoise de almendras. Un textura muy esponjosa y llena de matices con la mezcla de sabores, el dulce chocolate y el toque del queso matizado por los aromas de almendras. Me engancho este postre.
La clásica mousse de chocolate (4,80€) de buena textura y potente sabor.
Y por último el brownie con helado (4,90€) con un bizcocho denso y bien estructurado sabor a chocolate aunque el helado no era casero, todo hay que decirlo pero aun así estaba muy rico.
No estábamos muy vinateros y se tomo una copa de Ribera del Duero, Ferratus (2,40€) y un rico Godello D´Berna (2,30€). Por poner un reparo, me parecieron un poco caras las copas respecto al vino que contenían. Sobre 2€ copa seria un precio más acorde.
Un coqueto local para picotear algo en buena compañía en un ambiente provenzal con poca luz. Una o dos tostas por pareja y una pizza dan más que suficiente para salir satisfecho. Los precios andan en la media de la zona.
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