Ponte Vecchio, Pink Moscato.
Hace tiempo os hable de un sorprendente vino blanco, Ponte Vecchio Moscato (ver entrada) y hoy quiero descubriros a su hermano “pink”. Como bien dice Juan Carlos, uno de mis cómplices necesarios en estas correrías gastronómicas, es un vino que gustara a los que no les gusta el vino ya que es algo distinto.
Para empezar estamos hablando de un rosado que últimamente están poniéndose de moda. Un rosado de muy baja graduación, 9º, los justos para ser considerado como un vino. Es un vino con una ligera aguja y esta es natural proveniente de una segunda fermentación a baja temperatura, nada de carbónico añadido. Lo cual da una burbuja fina y muy elegante y que no provocara efectos secundarios como las gaseosas.
Su presentación es muy elegante cual si fuese un champare y no os dejéis engañar por el nombre de Ponte Vecchio, no es italiano y no tiene nada que ver con un lambrusco que fue lo que pudisteis pensar al leer rosado, aguja. Este vino proviene de Valladolid, de las bodegas de Hijos de Antonio Barceló.
Es un vino muy suave, apto para todos los públicos. Con aromas muy florales en nariz con una transición en boca muy sutil donde se destapan refrescantes sabores a frambuesa. Un vino ideal para acompañar platos ligeros de pasta, arroces y ensaladas con poco vinagre. Una recomendación que os hago es tomarlo muy frío, nunca más de 10º. ¿El precio ? En tienda ronda los 6€ la botella. Probadlo si tenéis ocasión, seguro que os sorprende como a mí, ¡ Hay vida más allá de la Ribera del Duero y Rioja !
Deja una respuesta