El Gitano, Valdoviño.
Despues de tomar unos vinos con mis buenos amigos Juan Carlos y Manuel (al cual agradecemos su amable invitación), por Ferrol se aproximaba la hora de comer y surgio una duda trascendental. ¿ Donde comer y que comer? Ante tran trascendental duda se me ocurrio la feliz idea de llamar a una nativa de la zona, mi querida Holy. En este mundo lo importante no es saber, sino tener el telefono del que sabe. Nos recomendo encarecidamente ir a El Gitano en Valdoviño. En dos palabras os lo digo: «Im presionante» (Jesulin dixit). Alla nos dirigimos raudos y veloces en el Worl Rally Car sin la compañia de Manuel muy a su pesar.
El local desde fuera no tiene nada en especial, un edificio con una pequeña explanada para aparcar con una entrada de lo mas sencillo que no hace sospechar lo que se cuece ahi dentro. Entramos y vimos un comedor con diversas mesas preparadas. Sencillo, no tenia ni barra de bar, el comedor y la cocina, nada mas. En un local anexo hay una cafeteria por si quereis tomar algo antes. La decoracion no existe, paredes blancas con algunos cuadros y recubiertas hasta un tercio de su altura con la tipica madera y suelos de terrazo como si estuviesemos en 1983. No os engañeis, hemos venido a comer no a una galeria de arte. Si teneis suerte de estar al lado de la ventana podreis ver la magnifica playa de Valdoviño.
Holy me habia recomendado encarecidamente las almejas y la parrillada de pescado y mariscos. Tras ojear la carta nos decidimos siguiendo su buen consejo la parrillada (50€) para dos personas. Amigos, me considero una persona dificil de impresionar pero cuando nos pusieron en la mesa la fuente me quede anonadado.La fuente de un tamaño más que respetable constaba en un primer nivel, (nunca habia visto una fuente de varios pisos de comida) de mariscos como zamburiñas a la plancha, navajas, cigalas, langostinos y mejillones. Atentos al primer plano.Las zamburiñas a la plancha estaban deliciosas, con una salsita con ligero toque de ajo que le daba un sabor espectacular. Los mejillones al vapor tenian una buena vianda y estaban perfectos. Las cigalas en su punto optimo de plancha y como dato os dire que se extraia la cola en una sola pieza y la carne estaba jugosa y sin hebras. Las navajas estaban pasadas suavemente por la plancha y con esa salsita que tambien acompañaba a las zamburiñas. Tras comer el primer piso nos encontramos con la sorpresa de debajo.El segundo nivel constaba de una lubina abierta por la mitad, cuatro trozos de rodaballo, dos rodajas de merluza de buen tamaño y dos lenguados. Aparte de la cantidad de producto hay que habalr del producto, cito a Juan Carlos: «sabe a pescado». No era el tipico pescado insipido. Tenia sabor, si os fijais el exterior tenia la pequeña costra dorada de la plancha pero sin presentar el color negro de que su hubieran pasado de tueste. Por dentro la carne estaba jugosa y se deshacia en las finas laminas de la veta de la carne. No se deshacia en migajas como otros pescados de inferior que nos ponen por ahi delante.
Todos los pescados estaban a cada cual mejor, no sabria deciros cual me impresiono mas. Lo que si os puedo asegurar es que disfrutaba en el paladar cada uno de los bocados. Respecto a la abundancia, nos costo acabar la fuente. Los que me conozcan saben que soy «de bo dente».
La bodega del local de acuerdo con su filosofia es sencilla, unos diez blancos (ribeiro, albariño y godello) y otros tantos tintos (rioja, ribera, mencia) y a unos precios razonables. Nos decidimos por un godelllo de Valdeorras, Godeval(10€), un vino fresco, ligero y afrutado que maridaba a la perfeccion con lo que teniamos entre manos. El pan(0.80€), si que no era nada del otro mundo a pesar de la pinta. Al meterlo en la boca era como harinoso y tengo mis dudas si era bollo del dia anterior, pero se lo perdono.Habiamos comido tanto que no nos atrevimos a pedir postre, pero vimos pasar unas monumentales copas de la casa con una muy buena pinta. Finalizamos la comida con los reglamentarios cafes de pota y chupitos cortesia de la casa.
Como nota vimos pasar a otras mesas unas almejas y un rape con un aspecto extraordinario que seguro volvere para probar.
Tras este opiparo banquete procedio dar un largo paseo por la playa de Valdoviño que se encuentra a 200 metros para bajar la comida.
Agradezco a Holy su recomendación y Juan Carlos su invitación. Muy buena gente.
No quiero finalizar sin daros un gastroconsejo basado en mi experiencia, si algun dia no sabeis donde comer preguntar a las fuerzas del orden. Suelen saber donde se come bien y a precios razonables. Y si el agente tiene algo de barriga, ese es vuestro hombre.
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